EL PROFESIONAL VETERINARIO
Desde que planeamos
incorporar una mascota al hogar y aunque parezca absurdo, debemos pensar, y de
ser posible elegir, el o los profesionales para que nos asesoren, recomienden y
vigilen el estado de salud de ese buen amigo con el que hemos decidido
compartir nuestra vida.
El profesional
debe gozar de nuestra plena y total confianza, tener la consulta lo más próxima
posible a nuestro domicilio y ser para la mascota otro amigo más. Es muy
frecuente que en las visitas veterinarias, los animalitos
quieran escaparse, se resistan, a veces muy tenazmente a entrar, esto es porque
recuerdan el lugar como algo desagradable, donde se les causó algún dolor, sin poder
entender que era por su bienestar. Un poco de psicología combinada con un poco
de tacto, nos ayudarán a convertir ese temor y desconfianza en cariño e
indiferencia para que la visita de control periódico no sea un momento traumático
o estresante para la mascota y para nosotros.
Siempre que
sea posible, deberemos solicitar un turno e intentaremos acudir a la hora
pactada procurando no prolongar innecesariamente el tiempo y exposición en las
salas de espera hasta que se nos recibe. Salas de espera, a veces atestadas de
animales potencialmente enfermos, que deprimen el “estado de ánimo” del animal,
por compartir el ambiente con otros animales molestos, nerviosos y/o
atemorizados. El dueño debe transmitir calma y confianza a la mascota procurando
mantener el mismo la calma y buscando que la mascota se sienta cómoda en el
lugar. Llegado nuestro turno y al entrar en el consultorio saludaremos al
profesional, sujetando y tranquilizando al animal durante la revisión. Con
autorización del profesional obsequiaremos a la mascota un premio de alimento o
snack demostrando que nos agradó su comportamiento. La observación minuciosa de
estas pequeñas actitudes predispone al animalito a aceptar con resignación y de
mejor ánimo una próxima visita a un lugar que en su comprensión significa un
ambiente extraño donde es manoseado, palpado y pinchado por una persona que no
es su dueño o alguien de su hogar.
Además de
las ocasiones en que la salud de la mascota lo requiera, será el propio profesional
quien aconseje y fije el calendario de control de rutina, en función de la edad
de la mascota, el plan de vacunación, y desparasitaciones que deban administrársele,
pero como norma general nosotros aconsejamos como mínimo una revisión cada seis
meses, suponiendo que no exista ningún síntoma o conducta en la mascota que
requiera de consulta.
Para resolver algunas cuestiones de salud de
nuestra mascota, es posible que nos acerquen recetas “caseras”, más o menos
fundamentadas, que amigos y vecinos nos comparten seguramente con la intención
de ayudarnos. Nunca debemos experimentar estas soluciones “mágicas” sin
consultar previamente con el profesional de confianza, que nos sabrá aconsejar al
respecto.